Historia
La Organización Mundial de Trabajadores (WOW) fue fundada en septiembre de 1921 en Luxemburgo, con el nombre de Federación Mundial de Empleados (FME), como sindicato para los empleados en los servicios privados. Los fundadores de la FME, que representaban a cinco sindicatos nacionales de Bélgica, Alemania, Francia, Países Bajos y Austria, establecieron un sindicato fundado en los principios sociales cristianos según los cuales el Hombre y el universo fueron creados por Dios o por otras concepciones que convergen con ella y la solidaridad entre personas de todas las clases debería guiar sus acciones.
En 1920, la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC) fue fundada con el fin de representar los intereses de los sindicatos de tendencia social cristiana. Poco tiempo después, la FME decidió afiliarse a la nueva CISC.
Durante la Segunda Guerra Mundial, fueron muchos los sindicatos de la CISC y de la FME que decidieron no colaborar con las fuerzas ocupadas de la Alemania nazi, lo cual provocó dificultades para las principales personalidades de ambas organizaciones.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos de América y las potencias de Europa Occidental se opusieron a los desarrollos en la Unión Soviética, lo cual resultó en la Guerra Fría. Como consecuencia, la CISC y la FME perdieron sus miembros en los Estados ocupados por las fuerzas soviéticas. Se excluyó a la CISC de todos los países situado más allá del denominado Telón de Acero entre Europa Occidental y del Este.
Mientras que la CISC y la FME perdían miembros en los países bajo control soviético, ganaban nuevos miembros en los nuevos países independientes en África y Asia, que se crearon a raíz de la descolonización de estos países, así como en América Latina, donde la mayoría de los países accedieron a la independencia a principios del siglo XIX.
Teniendo en cuenta estas nuevas afiliaciones en los países del denominado Tercer Mundo, los sindicatos cristianos decidieron cambiar de nombre fundando, durante el Congreso Mundial de la CISC en 1968, la Confederación Mundial del Trabajo (CMT) con vistas a demostrar al mundo que la organización quedará abierta a todas las personas que compartan cualquier tipo de opinión basada en los mismos valores y objetivos sindicales fundamentales.
La FME siguió siendo miembro de la CMT hasta el 31 de octubre de 2006 cuando se disolvió la CMT. Durante varios años, la CMT había discutido de una posible fusión con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), que llegó a ser oficial el 1 de noviembre de 2006. La CMT y la CIOSL se disolvieron para crear la Confederación Sindical Internacional (CSI).
La CMT contaba con confederaciones sindicales nacionales como miembros, pero también permitía a las federaciones y los sindicatos sectoriales que se afiliaran. Así pues, estas federaciones se convertían en miembros de pleno derecho, representando a los distintos sectores en los que eran activas. Esta disposición era oficial en la CMT.
En la CIOSL, no existía esta disposición. Pero las federaciones y los sindicatos sectoriales podían ser miembros de las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI). Si bien no existía ninguna relación formal entre la CIOSL y las FSI (anteriormente, Secretariados Profesionales Internacionales – SPI), estaba establecida una relación de cooperación.
Desde la fusión que dio origen a la CSI, esta relación sigue existiendo. La CSI sólo cuenta con confederaciones sindicales como miembros. Las FSI representan a las federaciones sectoriales. Las fusiones entre las federaciones profesionales de las antiguas CMT y CIOSL empezaron a realizarse tras la fundación de la CSI y continuaron posteriormente.
La FME no podía ser miembro de la CSI y quiso comenzar de nuevo. Ya en 2004, el Congreso de la antigua FME decidió seguir siendo una federación internacional independiente autónoma con el nuevo “nombre de trabajo” (Organización Mundial de Trabajadores) hasta su próximo Congreso en 2008 y establecer una nueva oficina con nuevo personal en Bruselas, Bélgica. Además, la WOW decidió buscar una mayor cooperación con otras federaciones sindicales internacionales activas en el mismo sector, como la Union Network International (UNI). Las negociaciones no desembocaron en los resultados deseados, y si bien la mayoría de las federaciones y los sindicatos sectoriales decidieron fusionar, el Buró de la WOW decidió seguir siendo una organización independiente. Esta decisión sólo fue tomada por la WOW y EUROFEDOP/INFEDOP.
Hoy en día, la WOW es una federación sindical internacional sólidamente establecida y en plena expansión, que representa a los trabajadores y a las trabajadoras en África, Asia, Europa, América Latina y América del Norte.